miércoles, 9 de mayo de 2012

Dangerous day


Ayer martes, fue uno de esos días a los que yo bautizo así.
Las mañanas son eternas. Madrugan demasiado, a las 6 am están en pie y la luz inunda la habitación.
Nos despertamos y como de costumbre, nos damos los besos correspondientes matutinos, desayunamos juntos y papá, se marcha a trabajar.
Ayer, no sé qué ocurrió.
Estábamos totalmente inapetentes. Ni quisimos subir a la piscina, ni quisimos ir a la playa, hicimos aún más pereza solo de pensar en bajar al super...no quisimos nada.
Pero la casa está aún demasiado vacía y pocas opciones teníamos.
Nos bañamos en la bañera, jugamos con la espuma del jabón, nos embadurnamos en crema y volvimos a ponernos el pijama.
Coloreamos animales y repasamos el inglés, vimos varias pelis y aunque lentamente, pasaron las horas.
Cuando llegó la tarde y salimos a caminar, pensé en que esto, tengo que intentar que no vuelva a ocurrir.
Porque el hecho de pensar que uno no tiene nada qué hacer, te apaga.
Y si te apagas, aunque sea solo por un día estando tan lejos de tu casa, de tu gente, te bloqueas, le das tregua al optimismo y aunque sea por unas horas, no está a tu lado y éste, tiene que ser obligatoriamente un incondicional en nuestras vidas.
Puedes sin querer, trazar una línea peligrosa.
Y tras ella, se asoma la palabra rutina, morriña, pena...todas aquellas cosas que pueden no gustarte, logran intensificarse de manera desproporcionada.
Si todo esto, consigue atraparte por un instante, puede arrastrarte a una espiral nada conveniente.
De modo que, si no podemos aportar nada bueno a la ecuación, es mejor dejarla como está.
Hay que redirigir los pensamientos.
Por supuesto, que días, momentos, rachas de "bicho bola" tenemos todos, y soy partidaria de respetarlos porque son parte de la vida cotidiana. No podemos encontrarnos siempre con el mismo estado de ánimo ni tener las mismas apetencias.
Pero nosotros estamos muy lejos de todos vosotros y demasiado cerca del ecuador de la tierra, de manera que, al igual que no podemos permitirnos pasear sin agua, tampoco podemos intensificar el echaros de menos.
En todos los lugares del mundo, siempre hay algo que hacer, algo que aprender, algo que leer, algo que observar.
Y ésta, ha de ser nuestra máxima.






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