viernes, 28 de septiembre de 2012

Etihad Towers, deslumbrantes



Cada noche, la copa de cada una de estas cinco imponentes torres se ilumina.
A veces su perfil es azul, otras, de los colores del arco iris.
Depende de donde las observes, el perfil coloreado de todas ellas, dibujan unos enormes cuernos.
La torre más alta se compone de 80 plantas y hoy, hemos subido hasta la 62 donde se encuentra uno de sus bares más lujosos. Obviamente nuestro atuendo no cumplía es dress code. Y nuestra intención no era la de entrar porque, necesitas un aval bancario. O eso me ha parecido al ver al recepcionisto vestido de Hugo Boss.
Dentro de éstas, se encuentra un hotel con 382 habitaciones y suites, 199 residencias con servicios, 12 restaurantes, bares y salones teniendo el más grande, capacidad para 1.400 personas.
Lujo en estado puro.
Y yo este lujo, no sé describirlo.
Porque hasta ahora, tenía un concepto de éste basándome en hoteles que había visto en mi ciudad, o en las fotografías que aparecen en la sección de traveller de revistas conocidas.
Pero, como de un huevo a una castaña.
No sé quien es el huevo y quien la castaña, pero desde luego, dudo, que exista un nivel superior.
Decidme qué pasillo de qué edificio, es flanqueado por dos escaparates inmaculados, donde se exhiben un reloj de 150.000 euros y unos zapatos de 1.700.
Solo la recepción te hace abrir los ojos como platos soperos. Pero también puedes sentarte y pedir la cena. Otra cosa es que te de reparo.


He pensado que no era la hora adecuada para ir de exploradores con la cámara colgada del gaznate. Era la hora de los tacones de 12 centímetros, de elegantes mocasines de Tod´s y de coches a partir de los 150.000 euros.
Era la hora de los millones.
Nos hemos escabullido por unas escaleras hasta el exterior, hasta las piscinas.
En esta zona se encuentran varios restaurantes desde donde se contempla la playa privada y un apetecible chill out donde tomar una copa.



"O sea que el garito es de mírame y no me toques e inaccesible para los mortales". Pues no. El precio de ir a cenar no es superior al de un restaurante decente en la capital. Puede ser, que el coste del mojito de después sea de sartenazo, pero aún lo desconozco.
Y digo aún, porque cualquier fin de semana, me planto un modelito de Zara, al peque unos zapatitos en plan Juan Froilán de todos los Santos y allá que vamos pero a deleitarnos de verdad.
Y por supuesto, será el primer lugar donde llevaremos a nuestros invitados.
Decidme que no os apetece.



martes, 25 de septiembre de 2012

El misterio de los comercios vacíos


Arqueamos las cejas siempre que pasamos junto a uno. Siempre vacío. O casi siempre.
No son muchos los que se encuentran a pie de calle puesto que la temperatura no es la idónea de momento como para caminar, pero también llegamos al mismo diagnóstico.
Tiene que suceder algo que desconocemos porque esto en España tiene un nombre: tapadera.
¿Cómo es posible, que un restaurante con una zona donde poder comprar ciertos productos de alimentación por ejemplo típicos de Italia, tenga a ocho camareros deambulando por el local sin saber ni donde ponerse?.
Ocho. Desde el punto del día, al punto de la noche.
¿Cómo es posible que fuera, en la puerta, haya una persona en una banqueta, refugiada bajo una sombrilla esperando eternamente a que alguien entre?.
Y símiles como este, todos.
Frente a nuestra casa, hay una galería de productos cosméticos, perfumería etc.
Desde las firmas más accesibles hasta las que cuyos precios, te vuelven los ojos del revés.
Dos plantas y cada una tendrá fácil unos 600 metros cuadrados.
No puedo contar las veces que hemos pasado por allí, incluso atajado en vez de dar la vuelta entera a la manzana y volvemos a lo mismo; jamás hay un alma excepto el de las dependientas.
Porque detrás de cada firma, hay una, que te observa minuciosamente mientras atraviesas un interminable pasillo flanqueado por los perfumes y potingues más lujosos.
Y solo silencio.
Bien es verdad, que la cultura del Mall (centro comercial) es la que prima.
Echemos un vistazo a un viernes que es vuestro sábado.
Amancio Ortega aquí no gana dinero, os lo digo yo.
Surrealista: un Massimo Dutti con su ropa perfectamente colocada con escuadra y cartabón a las seis de la tarde de un fin de semana. "No puede ser" diréis. Pues es. Quizá...alguna vez....puede haber un par de chicas echando un vistazo...puede...y yo por supuesto haciendo un barrido de cada rincón.
Un Zara...que es el Sarajevo de la ropa...idem de idem. Sí podemos encontrarnos a diez personas, una docena....también es cierto, que aquí llegó hace un mes la ropa de invierno, un absurdo absoluto con los días de "temperatura" que aún tenemos. Un jersecito de cuello alto a cuarenta grados, lo único que puede conseguir es que te de una subida de tensión y se te salten los empastes.
En el resto de tiendas de gama alta, puede haber un par de personas soltando bien de dirham.
Aún así, aunque en el mismísimo Tiffanys haya a veces dos o tres personas esperando, o en Rolex o Bvlgari, llama la atención de manera descarada, de la falta ya no de clientes, sino de público en los comercios.
Es normal que en un Starbucks haya varias personas empapuzándose un muffin o en algún determinado restaurante grupos de gente comiendo, o en Carrefour haciendo compra, pero el resto, está todo vacío.
Todo, todo, todo.
Es como cuando vas en pleno Agosto de compras en España; todo tan bien ordenado, nadie dándote codazos en la barra mientras pides un café, nada de miradas asesinas en plan "como te lleves esa camiseta que es la única que hay, ta´rranco el brazo...".
Más de un susto gordo me he llevado yo al doblar la esquina de La Brioche (una cafetería debajo de casa). Allí están las camareras mirando por el cristal, petrificadas (ellas y los bollos tras el expositor)...y claro, cuando te ven pasar por fuera, de repente cobran vida y te lanzan una sonrisa. La primera vez, cerré los ojos y hasta me llevé la mano al pecho.Tropecé en la acera y al bajar el pie de nivel, me desollé el tobillo.  La Virgen qué susto.
Es demasiado extraño.
Algo se trama tras tanto escaparate.
¿Qué será será?




sábado, 15 de septiembre de 2012

Corre no sea que llegues tarde



En realidad y para ser totalmente sincera, me gustaría escribir sobre un asunto que no es en absoluto aconsejable y menos, cuando hace unos días reaccioné como una inconsciente. No por lo que dije, que estaba más que justificado, sino por las consecuencias. Porque escupí verdades como puños. Unas líneas más abajo, comprenderéis de qué os hablo.
En fin, hay mundos que están en el siglo XXI y otros en el mismo, pero parece que antes de Cristo.
Y pasan los días y no dejo de sorprenderme.
De modo que el motivo real sobre el que querría preparar un buen párrafo, se queda de momento en stand by.
Dejando pues de "meter los perros en danza", paso a otro tema no menos interesante.
Seguridad vial -57, galletas con vuelta de campana, aplausos, vítores y fallecidos 100.
Desde hace a penas un par de semanas, llevo al peque al colegio en coche. No es el Hummer de Oratio Caine en CSI Miami, pero grandecito es.
La primera, me la llevé en la frente.
A la valla de salida del parking, le entró una especie de temblaera justo cuando iba a salir, de modo que a fin de no jugármela, discurrí un poquito y abrí la valla de entrada y así, salir por ahí. Apuré tanto para no cepillarme el retrovisor izquierdo que sin darme cuenta (lo juro), hice un rasponazo en un lateral con la valla indecisa; que arriba, que abajo, que arriba, que abajo.
Al de detrás, un Nissan Pathfinder, le afeitó bien el hocico.
El caso es que yo dí por hecho que no la había preparado y comencé mi trayecto.
Para poneros en antecedentes, os diré que hace cinco años, en esta ciudad no existían los radares de velocidad; se podía ir a 350 o a lo que diesen de sí los caballos del motor.
Por supuesto, es uno de los tres países del mundo con mayor mortandad en accidentes de tráfico.
Pero no solo por la velocidad.
He comprobado y compruebo, que adelantan por la derecha y por el arcén. Adelantan por la izquierda, por el medio y un día de estos, se suben por encima.
Los intermitentes, los tienen capados.
Los pasajeros que pueden ser 2 o 14, van sin cinturón de seguridad. Desde los adultos a los más pequeños.
No importa si no caben en un carril entre dos coches, ellos se meten y una de dos, o frenas o te estampas.
En las rotondas solo tiene prioridad la valentía que tengas. Yo cuando llego a una pienso, "y para qué me voy a tirar en parapente, si más emocionante y arriesgado que esto no hay nada".
Ceda el paso no. No no no. Te cedo mi vida, es lo que quiere decir la señal, porque los ignoran. Se meten hasta la cocina y oye, si llega uno y les endiñan arrastrándoles 500 metros...pues mira qué día tan divertido.
A si que, yo soy la rara, que me quedo en mi carril quietita guardando la distancia de seguridad todo lo que puedo viendo como se cruzan 5 carriles a 150 y sin intermitentes, porque repito, que los tienen capados, estoy convencida.
Pero ya, el colofón, la guinda y el copete es, que aquí la basura oye, debe ser biodegradable al 100% porque o bien la tiran al suelo o por la ventanilla del coche. Da igual que sea el envase de un Fairy que las mondas de un kiwi o, como me ocurrió a mí el otro día, una bolsa del Mc Donald´s con todo su contenido.
Iba yo por mi carril, a 100 tan tranquilita, cuando por mi izquierda apareció una tanqueta con los cristales tintados. Avanzó un poco más. Bajaron la ventanilla del copiloto y me tiraron lo que os cuento, una bolsa de papel  de la que salió volando un vaso con su pajita y que, fue a estamparse con la luna de mi coche.
Y ¿cómo iba a reaccionar yo llevando a mi hijo detrás? pues le pegué la pitada padre, bajé la ventanilla, me cagué en todo lo que se empina pa´rriba y después...ahí es cuando perdí los papeles y cometí una imprudencia que me podía haber costado la cárcel; llamarle cerdo. En inglés.
Con la pitada, se dieron por aludidos y bajaron su ventanilla, cuando solté el bramido x, me perdonaron la vida y continuaron.
Porque podían haberme denunciado y haber venido la policía a buscarme a casa. La multa hubiese sido de muchos ceros o algo peor.
Y porque no se me ocurrió lucir el dedo, de lo contrario, estaría en  la celda 211 con  Malamadre.
Menos mal, que yo aprendí a conducir en una ciudad que es como una especie de jungla donde el miedo se anula, desarrollas el riesgo, la visión (te pueden crecer hasta ojos en las sienes), la verborrea y toda jerga malsonante, donde el coche no arranca si no sabes decir bien alto y claro: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡vamos coño!!!!!!!!!!...
De manera, que mal que bien, algo de callo tengo y no temo al ponerme en ruta cada día.
Porque ya sería el acabose.




viernes, 7 de septiembre de 2012

Atlantis Experience


Hotel Atlantis Palm de Dubai, sí, situado en el final del tronco de una de las famosas palmeras.
Cinco Estrellas.
1539 habitaciones. A día de hoy, 7 de Septiembre, había una ocupación TOTAL.


Y, Aquaventure, el parque acuático más grande de Oriente Medio (dentro del hotel).
17 hectáreas de paisaje tropical, ríos de acción cuya longitud es de 2,5 kilómetros con rápidos y cascadas, toboganes al revés donde el agua te empuja hacia arriba, una playa de 700 metros, etc.
Pues ahí, a las 11 de la mañana estábamos el trio Telerín.
Voy hacer un breve paréntesis antes de seguir con la aventura de hoy, veréis, parece que cuando escribo, mis dosis de exageración no tienen fin, pero nada más lejos de la realidad. No me saco los datos de la manga, los busco, los leo y los contrasto varias veces.
Qué es una paella sin arroz, un sofrito, mu rico pero un sofrito. Qué es Emiratos sin lo más lujoso, grande y ostentoso, pues un pueblucho de gallinas y arena.
Bien, pues dicho esto, continúo.
Teníamos nuestra cita en el delfinario a las 11,30. El muchacho de la entrada a éste, no sé con qué ojos me habrá visto, pero me ha dado un neopreno talla Prenatal.
Una vez enfundados, hemos salido e ido a una salita donde nos tenían que dar una clase de explicaciones a cerca de los delfines. Por supuesto, no he entendido nada.
Y es normal porque me ha dejado de regar la sangre al cerebro. El neopreno 6 tallas por debajo de la mía, me ha comprimido la caja torácica, las arterias y los pechos. "Es que tiene que ser así", claro, va a ser eso, que no estoy acostumbrada.Como dice mi amiga Jiménez Cosme, "la que nunca ha usado braga, la costura le hace llaga".
Con las convulsiones de mi variz, las costillas empotradas en la columna, sin goma ni kiki y los pelos como si me hubiese metido la minipimer, así, de esta guisa, nos hemos dirigido dentro del Dolphin.
Es increíble como los tienen adiestrados, su piel parece de mentira, muy similar al tacto del plástico.
El peque estaba emocionadisimo, no le había visto nunca tan contento.
Podías a parte de estar media hora, nadar con ellos sujetos a su aleta, pero para eso tenías que llevar el datáfono del banco encima y a mí como comprenderéis, no me cabía dentro del neopreno compresor.
Una vez hemos terminado y recogido las fotos en un cd (otro sartenazo al canto), nos hemos metido en unos flotadores gigantes y nos hemos tirado por uno de los canales de agua. Después, hemos estado en la zona de niños. La verdad es que, me he asustado un poco, porque en la parte más alta, hay un cubo inmenso que cuando se llena de agua, da la vuelta y a la pa´lla. Desde luego, que si eso le cae a un crio encima, le parte el cuello.


La siguiente atracción, es la más famosa del parque. Una vez que llegas abajo, te deslizas dentro de un tubo que se encuentra dentro de un acuario lleno de peces y tiburones.


Y cuando ya, estábamos exhaustos porque el calor hoy era de soplete en la cara, hemos decidido marcharnos de una bendita vez.
Aquí, cuando montan una, la montan salvaje a si que, como decía hace un momento a mis amigas, hay que aprovechar a tope estas experiencias y que nos quiten lo bailao.






martes, 4 de septiembre de 2012

Comenzamos el cole



En nuestra fase de no se si vamos o venimos, hicimos una batida de colegios en Madrid.
No sabíamos a qué atenernos, no sabíamos si matricular al peque en España, en Boadilla donde era nuestra casa en esos momentos, si en Madrid capital en el caso de tener que mudarnos..., todo eran planes B. Toda nuestra vida estaba hilvanada.
Cuando el jefe de la manada estuvo aquí un mes a tantear la posible nueva situación familiar, hizo las investigaciones correspondientes hasta dar, con el que ahora es el cole del no tan pequeño: Nord Anglia British International School. Su presencia está también en Europa, Asia y Middle East.
Las plazas estaban ya complicadas por esas fechas y todo se demoraba cada vez más; vivíamos en la eterna duda. A esta situación le añadíamos que los colegios privados en cualquier país, tienen un precio elevado y las empresas que expatrian, tampoco están para tirar cohetes. Y al final, después de tanto esperar, de llevar como peineta un interrogante, tuvimos suerte.
Los medios económicos que son todos, se ven reflejados en la infraestructura y los recursos humanos.
Por ejemplo, por cada quince niños, hay una profesora, un asistente principal y otra ayudante.
Cuando salen al patio que pertenece unicamente a los pequeños, salen las tres responsables de cada clase más, otra persona que está siempre allí.
Nuestra teacher es Mrs. Bashir y la primer asistente Mrs. Rubelina.
Mrs. Bashir, no habla inglés de eso cerrao a cal y canto y habla un poquito de Español, de hecho pasó un par de años en Valladolid.
Nuestra clase, es la número 81 y está bautizada como Cherry. Cada una, tiene su nombre y a los peques cuando entran, les ponen su identificación. Esto es, porque hay alrededor de 60 niños de hasta cuatro años y, cuando se juntan dos o tres clases en el patio...se lía parda. A si que, la teacher, toca una especie de pandereta con cascabeles y grita: "¡¡¡¡¡¡¡cherries!!!!!!!!! to queue" (cerezas, a la cola o en fila).
Estos dos primeros días, nos han dejado a los papas estar con ellos, ayer un ratito en plan presentación, hoy un poquito más...(las clases son lo suficientemente grandes como para estar todos sin molestar) y mañana, hasta las doce solitos.
Va a ser más que complicado aprender los nombres de sus compañeros y compañeras. Hay unos cuantos árabes cuyas mamás iban hoy con bolsos más caros que mi coche y claro, yo por más que me fijaba en el cartelito de la cereza que llevaban al cuello, en el momento que paso de las primeras palabras que casi siempre comienzan por Arw...me pierdo.
Yo, muy poquito a poco intento hablar con alguna mamá y bueno, me he defendido,  sin embargo ayer, metí el cuezo hasta el fondo porque por más que intento afinar el oído....como que no.
Había un crio rubio con melena y unos zuecos en rosa. El padre se puso a contarnos sabe Dios qué y le entendí que su hijo se llamaba Sofí. Y yo, a grito pelao le dije: "¡¡¡¡¡¡¡¡¡Sofía!!!!!!!! qué bonito"
Un poema la cara con la que me quedé. Porque el niño, se llama Neo, pronunciación Nio.
Como así se llama el protagonista de Matrix, ya no se me olvida.
Qué pensaría el hombre de mí, ahora que, mira que ponerle a un niño con melena unos zuecos rosas....
En fin, aunque madruguemos mucho (6,30) y tengamos un ratillo de coche (que como no hay tráfico porque hay 6 carriles para cada lao, no hay atascos), estamos de momento muy contentos los tres.
Ahora también empieza una nueva etapa para mí. Metas cortas, organización de agenda y muchas muchas horas de inglés.