miércoles, 11 de febrero de 2015

Fin de nuestro viaje. Volvemos a casa.


---------Y con esta canción inventada, con una melodía libre a elegir, El Alquiler de los Valientes, se despide para siempre de todos vosotros. Gracias por haberme leído y haberme acompañado en este caminar desde que salí de mi país, por escribirme y por haberme hecho sonreir. "...Y gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado la marcha de mis pies cansados. Con ellos anduve ciudades y charcos, playas y desiertos, montañas y llanos. Y la casa tuya, tu calle y tu patio."---------------



En Abril, se hubiesen cumplido cuatro años.
Cuatro años cruciales en mi vida.
He aprendido a vivir conmigo misma en exclusiva
y a darme cuenta de quien soy.

Puedo luchar más allá de los que creía mis límites
puedo llorar más de lo que pueden soportar mis ojos
y puedo perdonar incluso a quienes han querido hacerme daño
porque no son parte de mi tripulación.

Soy capaz de bucear en la profundidad de las intenciones
y responder con una sonrisa cuando hago inmersión en aguas turbias
soy capaz de caminar con tanta firmeza,
que no pueden abatirme ni la arena, ni las nubes, ni la distancia.

En Abril, se hubiesen cumplido cuatro años.
Cuatro años cruciales en mi vida.
He aprendido a vivir conmigo misma en exclusiva
y a darme cuenta de quien soy.

Y vuelo entre mis recuerdos
y le pongo empeño y esmero en corregir mis errores
a sentir la calma y sacar el látigo
usándolo contra mi carácter traicionero.

Ahora soy capaz de no tener que marcharme tan lejos para darme cuenta
de que la vida es muy bonita aunque complicada de manejar.
Ahora no necesito que lo importante esté desaparecido para apreciarlo y amarlo,
ahora sé, que no se debe dejar escapar.

En Abril, se hubiesen cumplido cuatro años.
Cuatro años cruciales en mi vida.
He aprendido a vivir conmigo misma en exclusiva
y a darme cuenta de quien soy.








miércoles, 4 de febrero de 2015

Mucha pena.

Un día después.
Uno pasado su cumpleaños, se esperó para cogerte de la mano y llevarte con él.
El abuelo, nuestro abuelo del alma y que, a pesar de haber pasado tantos años, es mencionarlo y las lágrimas hacen una maratón hasta mis ojos. Me los inundan. Se desbordan sin juicio alguno.
Fuiste una luchadora. Hasta el final. Con el cuchillo entre los dientes.
Qué vago fue el abrazo que te dí en navidad...perdóname abuela. Perdóname por no haber estado contigo hasta el último día.
Sabía que no iba a volver a verte, pero no quise saberlo, era más fácil, lo más cobarde.
Millones y millones de recuerdos en imágenes.
En el trastero del corazón.
¿Cuántos litros de vino con casera te bebíste?.
¿Cómo pudo ser que cocinando como los ángeles no dieras con el punto de la paella que era, tu comida favorita?.
Cocinabas con la rodilla (trapo de cocina)  en el hombro y esperabas a ese magnífico "pochao" apoyada con un brazo en la encimera y el culo hacia fuera.
También te recuerdo comiendo sandía en verano, quitándole con paciencia todas las pepitas y, comiendo pan con la fruta.
Los viernes del verano en el pueblo, por la noche, me llevabas de la mano a casa para cenar y ver  el "1, 2, 3". Era la mejor cena y, la mejor noche.
Tu soniquete de las monedas de la pulsera.
Tu sinceridad sin tacto. Le decías a la vecina, tan fea ella la pobrecita; "qué poquito tienes que agradecerle a Dios hija mía".
Nunca me faltaron calcetines y ropa interior en mi cumpleaños.
Y cómo picaba la chaqueta blanca de ángora que me tejiste por mi comunión. Me cortaste las uñas fatal y me las limaste en punta. ¡Qué horror abuela!.
Decías que el tocino del cocido no tenía grasa.
Que no habías comido patatas fritas cuando eras como Triki y las escondías debajo del cojín.
Nunca diste besos espontáneos, ni abrazos, ni dijiste palabras cariñosas aunque eras de profundo sentimiento.
No te gustaba viajar pero te va a tocar porque tu primera nieta que soy yo, da muchas vueltas por el mundo y, te voy a llevar conmigo a todas partes. Para siempre.
Abuela...tenías el nombre del deseo de toda persona. Aquello que todos ansíamos y pocos consiguen. La máxima en esta vida.
Mi abuela tenía el nombre más bonito del mundo: Felicidad.


miércoles, 28 de enero de 2015

Dos semanas y pico ago

Hola a todos mis fieles y querídisimos  inquilinos del Alquiler de los Valientes.
Las cosas que me suceden a mí, le ocurren a mucha gente, pero es que yo tengo que contaroslo porque me parece, que es digno de una entrada.
Veréis. 
Yo, soy doña angina. Tengo dos aguacates flanqueando a mi señora campanilla. Y a la mínima que cambia la temperatura, zas, los aguacates mutan y caigo en picado. Pero este año he sobrevivido y no me ha quedado otra que aguantar estoicamente.
Yo. La única superviviente a esta pandemia de virus de ocho cabezas, doce rabos y treinta y cinco patas.
"No me hace falta comprar una maleta porque las llevo vacías". Decía yo mintiéndome a mí misma.
Y ese síndrome de diógenes navideño trepaba ya por las paredes.
"Oye Antonio...que tienes que ir al chino a por una maleta. Grande, la más grande.Pero barata que luego Don Hongo la coge de casa de vacaciones".
Y, con tres maletas como tres camas de 90, con tres mochilas, con una maleta de mano, con dos niños, un carrito y con enfermedades fiebrosas, nos fuimos al aeropuerto.
Entonces me llega la señorita ideal finísima, con un carmín de labios de Chanel y sus carillas dentales, mira a mi pobre marido y su tiritona y dice así: " si no tienen billete de salida de Lima, no pueden viajar. Es obligatorio para entrar en el país. Como el niño no entra en la cuna, tranquilos que van los tres sentados juntos pero el cuarto asiento va vacío". (Acordaros de esto).
Y yo, que era la única sana entre tanta "itis", le respondí: " ¿y por qué cuando vine la primera vez no hubo problemas? porque no tenía billete de salida". (como me sonrías y me vuelvas a enseñar tus carillas dentales de 2000 euros cada una, te las arranco fíjate). 
"Señora, eso no puede ser. Puede comprar unos billetes reembolsables aquí al lado y luego cuando esté en Lima pedir que le devuelvan el importe". 
Pastizal por un viajecito ficticio a Huancayo.
A la venga, a pasar los controles. Que si la leche del niño, que si el sandwich, que si quítese el reloj, que si la cadena, que si el ordenador, que si la sillita, que si el biberón, que si el potito...
Todo esto con los 40 de fiebre de mi señor esposo y Martín con un "jarenever" en el cuerpo que no sabía si iba o venía.
Montamos en el avión.
POR SUPUESTO no había cuarto asiento. Tres asientos. 
30 minutos de retraso.
Bájense del avión que esta roto (así, roto, como cuando se te rompe el trapo de cocina, roto como una buena patata en el calcetín. !!!!Roto!!!!! pero que volamos 200 personas, ¿cómo que roto?.)
Roto. Ro to.
Con los niños en brazos que ya estaban fritos, coge toda la parafernalia y para abajo.
En una hora que nos dicen algo y en una hora que no nos dicen nada.
1: 00 de la madrugada.
Que todavía hay problemas en el avión, que se jodan y les den que es muy bueno para la vista.
A la, pues los niños a dormir en las sillitas del aeropuerto con un banderín como los cochecitos de choque.
2:00 de la madrugada.
Que no hay tu tia, que te vayas a tomar un café y un sandwich que es gratis. Y las 200 personas haciendo cola en una cafetería de madrugada para coger un sandwich de atún con mayonesa que TODOS SABEMOS que nadie se iba a comer, pero que como era gratis...
3:00 de la madrugada.
Todos con el sandwich cerrado entre las manos.
3:30, que embarquen que ya vamos pa´lla.
Coge a los niños de los cochecitos de choque, coge las mochilas  la más importante con Optimus Prime&Company y vuelve a subir al avión.
Antonio tiritando, con las ojeras pilladas al cinturón de seguridad. Ajr frito de nuevo y yo, con Martín las 13 horas encima. Y la vagaza gafuda de la azafata me dice: "cierre la puertesita por favor".
"Ahora mismo hombre, saco a todos los Optimus de mi hijo de la mochila y a su regimiento de Decepticons y te pasan hasta el carrito de la cena SO VAGA".


Entonces el avión despega, preocupadísima por mi señor marido al que no se le bajaba la fiebre con nada, sacando de la tercera mochila, jarabes, paracetamoles...y esa pastilla. La pastilla KO.
Dormí 5 horas seguidas y Martín no se me cayó de los brazos. Le babee encima eso sí. Se me hincharon los tobillos hasta perder su forma humana como siempre. Pasaron las 13 horas de vuelo y aterrizamos sin problema con ese avión roto. Cuando acabé mis rezos, aparecieron mis maletas que el despojo de mi marido (porque para verlo), pudo dejando su penúltimo aliento, coger y cargar en el carrito mugriento.
Quédense con mis chorizos mis salchichones y mis pancetas. Pero el tomate ni frito ni tocar.
"Ahoritita viene el taxi".
A punto de llorar. Y de estallar después de 20 horas de viaje entre ponte bien y estate quieto. 
Cristo Dios qué calor y yo con las botas de borrego puestas.
El "ahoritita" fueron 30 minutos después. Como vagabundos, descalza, con el peque enganchado en la cadera, las dos mochilas y mi moribundo al lado, llegamos a casa en otra hora y pico. Total...
Y cuando por fin, con el miedo de encontrarme mi casa con percebes en las paredes y una flora champiñonera trepando por los halógenos, solté amarras.
No es que yo sea una super woman.
Ni soy Optimus Prime.
Pero para hacer un viaje así después de un mes en España, con una persona que parecía un enfermo de la UCI, con dos niños pequeños, con retrasos (a parte de los mentales), tomaduras de pelo, CUARTOS ASIENTOS INEXISTENTES, "ahorititas" de medias horas, botas de borrego a 30 grados y dos niños pequeños, hay que ser muy muy machota.
Y sé que cuando me vaya la próxima vez, volveré a tener un capítulo de estos de mear y no echar gota.
¿Por qué no?.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Dedicado a tod@s vosotr@s

 
I´m the Queen.
Fundé mi propio reino en el año 2007 del cual, son herederos mis dos vástagos.
Y como en toda casa real cuando la navidad se establece, al llegar el día indicado, dirigen un mensaje a las gentes de su pueblo llano.
Entonces yo, la reina de mi casa, de mi hogar, del humilde Alquiler de los Valientes, me he permitido robar las palabras de un poema que he leído, leo y leeré infinidad de veces, para dedicároslas con todo mi cariño, hasta la última gota.
En "Desiderata", encontraréis si leéis con atención y me conocéis bien, mi único deseo para todos, no de esta nueva navidad que está a punto de llegar, sino la de todas las que nos queden por vivir.
Y dice así:
 
"Anda plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda qué paz puede haber en el silencio.
Vive en buenos términos con todas las personas, todo lo que puedas sin rendirte.
Dí tu verdad tranquila y claramente; escucha a los demás, incluso al aburrido y al ignorante; ellos también tienen su historia.
Evita las personas ruidosas y agresivas, sin vejaciones al espíritu.
Si te comparas con otros, puedes volverte vanidoso y amargo; porque siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus logros así como de tus planes.
Mantén el interés en tu propia carrera aunque sea humilde; es una verdadera posesión en las cambiantes fortunas del tiempo.
Usa la precaución en tus negocios porque el mundo está lleno de trampas. Pero no por eso te ciegues a la virtud que pueda existir; mucha gente lucha por altos ideales y en todas partes la vida está llena de heroísmo.
Sé tú mismo.
Especialmente no finjas afectos. Tampoco seas cínico respecto del amor; porque frente a toda aridez y desencanto, el amor el perenne como la hierba. Recoge mansamente el consejo de los años, renunciando graciosamente a las cosas de juventud.
Nutre tu fuerza espiritual para que te proteja en la desgracia repentina. Pero no te angusties con fantasías. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Junto con una sana disciplina, sé amable contigo mismo.
Tú eres una criatura del universo, no menos que los árboles y las estrellas, tú tienes derecho a estar aquí.
Y te resulte evidente o no, sin duda el universo se desenvuelve como debe. Por lo tanto, mantente en paz con Dios, de cualquier modo que lo concibas y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones, mantén en la ruidosa confusión, paz con tu alma.
Con todas sus farsas, trabajos y sueños rotos, este sigue siendo un mundo hermoso.
Ten cuidado, esfuérzate en ser feliz."
 
 

martes, 2 de diciembre de 2014

Bronca con Lima

Quizá, tenga que pedirte perdón más adelante.
Quizá.
Pero no me importa porque sé hacerlo.
Ahora de momento, estoy enfadada. Muy enfadada. Y cansada, muy cansada.
Y tú y yo, vamos a tener camorra.
Anoche, me enseñaste la luna. Muy tímidamente por cierto (tú y tu generosidad climatológica). La segunda o tercera vez en casi siete meses. Ohhh...no te vaya a dar lumbago del esfuerzo.
Y cuando te viene en gana, me intentas demostrar que dispones de otro outfit diferente al que de manera constante y continua le eres fiel. Señora mía, no presuma que tiene lo puesto; lo que me quito y lo que me pongo cuando me acuesto. Y pare de contar.
Porque hasta ahora, mucho gris plomo, mucho marengo, mucho ceniza, mucho humo y para darle gracia (léase la ironía), un complemento fetén; la humedad que todo, sí óyeme bien, todo lo pudre. O sea que no me vengas de it girl. No pretendas ir de guay porque no llegas a debutti. Y te permites desde hace dos semanas escasas y a ratos cortos, ponerte una blusita azul. ¿Y qué pretendes? Sí, claro que la tienes, y obligatoriamente tendrías que usarla más para que se te quitase esa cara mustia y de ajo. ¿Acaso no te das cuenta como se eleva en belleza aquello que perse, ya lo es?.
"Pues sí que tengo sol" me dices con rintintín y la cabeza alta.
Claro que lo tienes, de lo contrario sería el final del camino. Pero de dónde te crees que vengo que presumes de algo tan vital. Te lo voy a decir chata, del mismisimo desierto.
Desde luego, estás encantadísima de conocerte. Tres barrios bonitos creo que tienes, tres. ¿Cuatro? venga, voy a ser generosa. Edificios magníficos, grandes, amplios, jardines cuidados, impolutos, palmeras despelujadas...y sí, también un café de lo mejorcito que he probado en mi vida, y una gastronomía reconocida como una de las mejores del mundo (obviamente reconocida por otros no por mí ).
"Aquí vive gente con verdaderas fortunas. Gente top en barrios top. Tienen carrazos, sus hijos van a colegios carísimos y las señoras llevan el sello del bisturí".
Haces que me revuelque de la risa. Ignorante...alma cándida. Tienes de todo como en botica. No te permitas el lujo de relajarte porque te queda un inconmensurable camino de aprendizaje y de crecimiento. Que porque tu país tenga cosas maravillosas, ni eres la reina del baile, ni la guapa, ni la mejor vestida y por supuesto, tus estados de buen humor, no te hacen lo que se dice alguien amable precisamente sino que más bien, te convierten en una desequilibrada.
Dices que tú sabes, que sabes esto, que sabes aquello...y no sabes ni a tocino aunque te unten.
Que me tienes hasta el último pelo (y ultimamente tengo más de los permitidos por ley) de tener que limpiar las malditas maletas; tú y tu maldito moho. Ahí, daditos de la mano. Está claro que Dios os creó y solitos os juntásteis.
Que no puedo soportar más, tus 16 sonidos de alarmas de carros diariamente (ahora ya sé porqué los llamáis así; a muchos les faltan los bueyes).
Que cada noche a la misma hora, el mismo gilipollas se pasa 200 metros y ha de dar marcha atrás con el soniquete de la lambada.
Que a ese gilipollas de la marcha atrás se suma el pitorro durante el día, de unos señores que van vestidos de amarillo con una bici/carro amarilla también y con un cartel de helados. Y que pese a su discreta indumentaria, tienen que tocar una estridente trompetilla porque fíjate, que jamás deduciría lo que son y lo que venden.
Que se me cae el alma a los benditos pies cuando cada tarde veo a la misma familia medio borracha arrastrando de la mano a dos niños pequeños.
Que las paso canutas cada vez que cojo el coche porque me juego el pescuezo cuando voy a buscar a mi hijo al colegio.
Que me frustra no poder comprar nada porque en las mismas tiendas que hay en Europa, tú como eres la única y la más fashion del planeta, toda la ropa tiene más años que la orilla el río y de una estación opuesta a la que haya en España, a parte de llevar subidos los precios al cogote.
Que me desespera que pese hablar español, ni me entendáis ni os entienda.
Que estoy hasta las pelotas, hasta las de mis hijos, de mi marido, y de todas las pelotas que hayan podido pasar por manos de Rafa Nadal, de tí y de tu puñetera soberbia.
"Estás aquí porque yo te llamé".
No te confundas querida. Estoy aquí porque yo quise, porque yo así lo decidí.
Eso sí; no me engañaste cuando llegué; ya me mostrabas tu cara más amarga cual la hiel.
Ahora ¿qué te pasa? ¿qué estás de buenas?.
"Mira que bonito Barranco ese barrio tan bohemio y tan pintoresco, mira San Isidro con sus edificios nuevos y gente bien, Españistán que lo llaman y Miraflores...más quisieran muchos..."
Mira, mira, mira...tengo tengo tengo...¿sabes qué decía una canción de unos tipos que se llamaban Celtas Cortos? Que un rey tuvo tres hijas, las metió en tres botijas y las tapó con pez. O sea que eso de que tengas...pues sí, tienes, pero todo para tí que te hace mucha falta.
Y estoy cansada. Cansada de hacer y deshacer cosas constantemente sin descuidar a mi familia.
" Ah niña, eso ya es cosa tuya".
Cállate, anda cállate...y no me mires así. Tenemos que estar juntas por obligación. Esto es una relación exclusivamente de conveniencia. Porque no me queda más remedio. Pude con un gigante una vez. Pude con el desierto. Y pese a recibir por su parte más palos que a una estera, parte de mi corazón se doblegó y conseguí quererla (que no amarla).
"Conmigo te sucederá igual".
No. Voy a manejarte. Voy a gestionar tus vaivenes. Voy a usar de tí aquello que más me interese y te dejaré tirada en cuanto pueda. Que no te quepa duda.
En 10 días, aunque sean casi 13 horas de vuelo, voy a entrar en el avión en un estado de felicidad pleno.
"ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja, consigo que huyas".
Sí, huyo, desde luego que huyo.
Pero che! no te vayas tan estirada, tú, tia triste: ve directamente al rin que tú y yo vamos a empezar con el kick boxing a mi vuelta.
Y ten miedo; te enfretas a una Segoviana.





martes, 4 de noviembre de 2014

Una mirada hacia abajo

Hoy, me cuesta escribir. No porque me suceda algo en concreto, pero cuando acaricio ciertas realidades, la sensibilidad se me queda a flor de piel.
Hace tiempo, tuve un jefe que era un señor con mucho bagaje a parte de ser muy inteligente. Un señor de esos con pelo blanco, alto, grande y que también usaba grandes gafas. Un señor, que cuando hablaba de la vida, sus ojos eran como una gran pantalla y a veces, había tanta profundidad en sus palabras, que daba la sensación de estar viendo con total claridad lo que narraba.
El caso es, que este señor, en una ocasión, cuando ciertas personas del equipo de trabajo se quejaban de cosas totalmente banales y absurdas, dijo: "tendríais que reuniros más con la humildad y para poder hacerlo, tenéis que mirar hacia abajo".
Hacia abajo pensé.
Observar y analizar cuántas cosas y personas hay tan tan tan abajo.
Y en Perú, la superficie inferior tiene una dimensión infinita. Para las personas de condición sencilla, para todos nosotros, para mí y los/las que me leéis, nuestra perspectiva es desde un rascacielos.
He leído, que la pobreza es un fenómeno que tiene muchas dimensiones por lo que no existe una única manera de definirla. Aquí, puede sentirse en cada momento.


Perú, está entre los 20 países más extensos del planeta y representa el 0,87% del área continental de éste. Se compone de 25 regiones, 120 provincias y 1.747 distritos.
Según el estudio de Unicef bajo el título "Estado de la niñez en el Perú",  el 49% de los niños menores de 5 años son pobres y el 19% extremadamente pobres, 340.000  viven en la pobreza en Lima y 155.000 entre los 3 y los 5 años están fuera del sistema escolar. Hay un incremento severo entre adolescentes y jóvenes con enfermedades de trasmisión sexual, siendo el promedio de edad de los portadores del virus (VIH), 25 años.
Un párrafo de cinco frases que  ha podido provocaros algún que otro escalofrío.
Pero esta realidad, contada por alguien que lo ha visto con sus propios ojos y sentido con su propio corazón, sencillamente hace que se descascarille un trozo del tuyo.
Ese alguien, se llama Antonio Rubio y es mi marido.
Por su trabajo (un granito de ayuda entre tanta necesidad), ha viajado y conocido 23 municipalidades de Perú.
"Dios mío pero ¿dónde estoy?".
No tienen agua y en consecuencia tampoco depuradora, no tienen luz, sus "viviendas" son cuatro latas viejas. Sus calles no están asfaltadas sino que son de tierra, o escribiendo con propiedad, ni siquiera las tienen. Por supuesto no tienen vertederos. La basura la tiran en muchos casos en las entradas y salidas del pueblo. Montañas de basura entre ella, residuos hospitalarios.
Basura que va al mar, que va a parar al río. Agua contaminada por donde quiera que lo mires.
Cuánto trabajo social por delante Antonio; ¿cómo vais a conseguir que esas personas que no tienen nada paguen un poquito para que puedan tener toda esa basura aislada, para que pueda reciclarse, para que puedan tener agua limpia? ¿Cómo?.
Arqueó las cejas y levantó los hombros. Intuí (no sé si acertadamente) cierto aire de incredulidad, quizá...¿resignación?, pero con toda su experiencia y conocimiento técnico me contestó: " la generación de basuras, está comprobado en países desarrollados, que va directamente vinculada al consumo de agua. En aras de concienciar a la población, tenemos el 33% de nuestro presupuesto de consultoría enfocado a la educación de la población en este aspecto. Hemos desarrollado 4 estrategias; una general de información mediante anuncios de tv y radio, otra enfocada a los escolares con una educación por aula y docentes y después, tenemos una estrategia que va directamente a los recicladores de la basura. El objetivo es que entiendan que no es un botadero (vertedero), un lugar donde tirar la basura sin más, sino un relleno sanitario controlado. El asunto del agua limpia, va un poco de la mano ya que con esta recogida selectiva, dejarían de tirar la basura al río y por ende éste iría más limpio, si bien lo que hemos de revisar es el plan de saneamiento de cada municipalidad ya que actualmente cuentan con pocas o ninguna depuradora teniendo en cuenta que sus sistemas de depuración se basan en meros lagunajes y muchos de ellos primarios. Esperamos de verdad poder llegar a todas esas personas y aportar nuestro grano de arena en algo tan básico, necesario y elemental."


Y cada uno nos quejamos al sentir las que son nuestras injusticias. Y tenemos todo el derecho. Y eso no nos hace malas personas. No tenemos la culpa de haber nacido en otro país, en otra cultura, con otra educación y en otros tiempos. Aún así, no somos capaces muchas veces de apreciar, querer y cuidar con humildad y con sencillez todo aquello que nos rodea; nuestro mundo, nuestro hogar, nuestros amigos y sobre todo nuestra familia.
Hagamos un parón más a menudo cuando llegue esa razón que provoca nuestra o nuestras quejas.
Una mirada hacia abajo.
En muchas más ocasiones.
Yo así lo haré. Palabra de honor del Alquiler de los Valientes.

viernes, 10 de octubre de 2014

Una de divagaciones por favor


La parrafada de hoy, tiene más que ver conmigo que con la temática de El Alquiler. Porque oye, yo también tengo mis momentos que nada tienen que ver con la vida esta de tirititeros que llevamos.
Veréis, yo, tengo reuniones de vez en cuando conmigo misma. Las suelo llevar a cabo cuando estoy leyendo. De repente no sé el porqué, levanto la cabeza del libro y dirijo la mirada hacia la nada. Unas veces pienso en de todo lo habido y por haber y me autoaclaro bastantes cosas (de ahí la entrada de hoy) y otras muchas lo hago de manera deliberada y me autoreuno para llegar a conclusiones y tomar decisiones.
Porque la vida, ya lo sabéis todos, es un devenir de decisiones constantes.
Y sabe Dios cual será la orden del día  en el momento que desconecto de la realidad, pero ahí estoy yo conmigo misma.
Anoche, tuve uno de esos encuentros y  lo primero en lo que pensé fue en la comida peruana.
Este es un país gastronomicamente hablando, de lo mejorcito que hay en el mundo. O eso dicen. Pero es que a mí me pasa una cosa; o las cocinas cumplen con un estándar mínimo de limpieza e higiene, o yo no cojo ni el tenedor de la mesa. Solo me basta mirar alrededor por un corto perímetro, para saber si fríen  los calamares en el mismo aceite que las patatas. Y ahí, señores, si se confirma semejante marranada o similar, me cierro en banda. Antes me dejo los dientes en un cacho pan de hace 5 días.
Y no soy cuadriculada, soy reticente a probar ciertas cosas lo cual es un matiz importante a valorar. La comida peruana, mucha de ella, se caracteriza por las salsas. Casi todo lleva alguna y cuando no averiguo, pero ni siquiera imagino qué hay debajo de esas cremas de colores, otra vez, cierro el candado y ni lo cato.
Y dale molino con que soy asquerosita comiendo. Si no te gusta el lechal, por mucho que lo ase Cándido en su horno de leña, pues no. No y mil veces no.
Total; que ni he probado el cebiche porque me da un asco que me espanta el pescado crudo (ni lo puedo comer) ni como nada que esté catapultado por una salsa de color ni, volveré a probar JAMÁS y lo juro ante la Biblia, las conchitas (o vieiras) crudas o cocidas con queso gratinado por encima. Personalmente pienso que eso no es un maridaje sino una penitencia tanto para el molusco como para el queso. Porque que esos dos ingredientes estén juntos, es porque en otra vida la debieron liar parda y el hombre (uno muy cabrón), los juntó para hacerles la vida imposible. Y hay a gente que les fascina. Yo antes me paseo desnuda por la Gran Vía.
Con lo cual, concluyo el primer punto; no me gusta la comida peruana aunque hay platos, que son maravillosos. De hecho me he hecho adicta a dos elementos típicos de la tierra: la Quinoa, un cereal libre de glúten de sabor pelín amargo que tiene más y mejores propiedades que los cereales convencionales y a las semillas de Chia, que lo que hacen a parte de ocupar todas las despensas de las celebrities (porque ahora, manda eggs,  se lleva el rollo ese del comer bio eco sano), es aportar un muy alto contenido de vitaminas, minerales y ácidos grasos.
A si que habiendo cosas tan buenas y existiendo los huevos fritos, a qué tengo yo que ingerir comistrajos.
Total, que yo voy a seguir con mi alimentación sana y mis cuidados gastronómicos que me va muy bien.
Punto y final al tema.

A ver, qué viene ahora Paulita.
Ah! Qué verdad tan grande; jamás te mudes a otro país en otoño/invierno. Aunque sea un paraíso. Aunque sean las mismisimas Sheychelles, aunque sea (a Manhattan creo que sí)...no sé, pero no. Porque un mismo clima prolongado durante mucho tiempo es como el mismisimo martillo de Thor. Y dale y dale...y al final te merma. Este abrigo gris, un día otro y otro y otro y cuando ya se pone como complemento la garua, que es nuestro chirimiri...el cielo te abraza y te atrapa. E incluso a veces tu personalidad se mimetiza con él. Pero es curioso, porque el color gris me apasiona (...me iba a gustar a mí el naranja por Dios).
Total, que aquí no hay cuatro estaciones, hay dos; invierno y verano. Llevo viviendo aquí cuatro meses y he visto el sol  a lo mejor, 5 horas. Estoy carente total de vitamina C y tengo un color de piel que denota una especie de ictericia aliada con una enfermedad hepática.
Mmmm...seguimos.

La gente, yo, estaba equivocada. Esto no es, alamevoyaLimaysuboelMachupichu y luego a la que bajo, me doy un paseito por el barrio de San Isidro, ceno y me voy al hotel a dormir entre sus sábanas asépticas. No. Ir a Machupichu, supone una excursión en toda regla; hay que coger un avión a Cuzco que tarda una hora y pico. De ahí, un tren que son alrededor de tres horas, luego un autobús que tarda otra media hora y luego caminar a pata. Y de repente pienso en los niños...¿cuándo voy a armarme de valor y ganas para ir a ver una de las maravillas del mundo con mis dos criaturas? y me agoto solo de pensarlo. Bueno, lo dejamos en el tintero de momento. Un tema no cerrado. Pasemos al siguiente.

Me viene a la mente algo más profundo.
Una de las cosas que le ocurren a la mayoría de los expatriados (a no ser que me hayan mentido, pero yo doy fe de que es cierto en mi caso), es que consigues conocerte a tí mismo mucho mejor; siempre eres más de lo que creías ser capaz  y también, descubres que eres menos de lo que, en muchos aspectos.
Más paciente, más tolerante, menos nervioso, menos compulsivo, más inteligente, más hábil, menos constante, también menos gilipollas...Y no sabéis lo que uno puede sorprenderse a sí mismo. Es una barbaridad.
Me he dado cuenta de que cada vez, todos y todas, somos más dejaos y solo cuando hay una catástrofe, nos echamos las manos a la cabeza cuando hay cosas, que se podrían ver a la legua porque van en tropel con bombo, platillos y luminarias.
El género humano es brillante pero un puñetero desastre.
Todos tomamos decisiones determinantes cuando está a punto de finalizar el año o, cuando acaba de comenzar uno nuevo. Y luego, muchas de ellas se evaporan. Propósitos olvidados.Yo he aprovechado cada comienzo de vida en un país diferente como un "nuevo empezar", aunque suene a secta.
Uno puede no trabajar pero estar en constante movimiento.Yo he ido a mi ritmo pero no he parado (hasta he tenido un segundo hijo que va a cumplir un año).
Por razones de logística, he hecho un stop. Pero ¿por qué esperar a primeros de año para empezar esto o lo otro? Cualquier momento es bueno si de verdad queremos hacer algo. Sea lo que sea. No digamos eso de "mañana le mando un mail a Brígida que hace que no sé nada de ella..." porque Brígida un día se cansará de no saber nada de tí y de que no contestes y te mandará a cagar a Olmedo. O eso de..."ufff, en Enero me apunto a inglés. Ya si eso esta semana voy y me informo..." no, vas ya porque a lo mejor mañana conoces al amor de tu vida y resulta que es más británico que Carlos de Gales y Camila Cornualles juntos.
Todo para mañana. Y no señores.
Esperar...¿esperar a qué?.
Y ya sabemos todos, que por la calle del ya voy, se llega a la casa del nunca.

Luego entonces, tenemos que:
- Estoy como un cencerro y tengo reuniones con mi otro yo.
- En general no me gusta la comida peruana y sigo aferrándome a la dieta mediterránea.
- Jamás hay que irse a vivir a otro país ni en otoño ni en invierno a no ser que quieras acabar tomando Seropram y Anís El Mono.
- Me da una pereza espantosa subir al Machupichu con un niño de seis años y otro de uno.
- Lo que quieras y desees hacer, no lo dejes para mañana porque puede ser demasiado tarde.