domingo, 22 de abril de 2012

Excursión al super

Aún no caigo en la cuenta de que hoy domingo, es domingo en cualquier parte del universo sí, pero aquí, es un día laborable puesto que los fines de semana los componen los jueves tarde y los viernes. Los sábados hay gente que trabaja, otros no....en la construcción, todos a piñón fijo, con su pantalón oscuro y su camisa, eso sí, sin arnés limpiando los cristales de un piso 13. Coherencia absoluta; si caen patas arriba y se parten la nuca, por favor, que por lo menos la palmen con camisa, las cosas como Dios manda. Y ¿qué es eso de ir con las botas correspondientes de obra? eso es para cobardes, aquí en chancleta de toda la vida, con el pie oreándose  a base de bien y oye, que se les cae una polea de 300 kilos encima, pues qué más da un pie que dos, si uno puede vivir sin accesorios.
Espeluznante documento oiga.
En fin.

Ayer, fuimos a Carrefour para hacer la compra grande.
Sí, hay de todo, pero entiende los cartelitos de los productos Rita.
Es curioso curioso, muchísimas cosas o las compras en formato Makro o formato viaje.
El detergente, en polvo, qué cursilada es esa de jabón líquido y los suavizantes...media hora me pasé con la picota metida en cada uno de los botes, así acabé, buscando un paracetamol como si se me fuese la vida. Y es que veréis, les apasionan los olores.
Los radiactivos que pueden conseguir hacerte una fotodepilación exprés de las cejas. Este tufillo "mofetil", es típico entre la ciudadanía  curranta masculina.
Y luego está la otra gama de los potentes, los de perfume de ese que te provoca hasta migrañas.
Bueno, pues que si magnolia de vanilla y estragón, que si rosa pasión del desierto, que si melocotón en almíbar con canela...todo esto es una deducción por las fotos de los cartelitos no porque lo entendiese claro. Hasta que, ví una fotillo de un tímido laguito con sus piedrecitas...pensé "date, esto huele a rollo spa" y no. Pero olía normal, lo cual ya fue el final de mi tortura.
Pasillo del arroz.
"Me he equivocado, estoy en el de la tierra de abono de los jardines". Pues no. Lo dicho, el paquete más pequeño de 2 kilos. Menos mal, que aquí todo lo aliñan con especias y tienen un buen tránsito, si no, las urgencias estarían a rebosar y no digo de qué.


Pasillo de los jabones para el suelo.
"Otra vez no...no puedo volver a desenroscarlo todo...", a si que afiné la vista con paciencia. Vi un limón y que los dibujitos iban acompañados de una estrella reluciente, a si que, a la, al carrito.

Pasillo de los champús. Venga Paulita, con un par.
Necesitaba uno para pelos estropajos. Y como se lo explico yo otra vez a la tia. La miro y viene.
"Can i help you?", "ya lo creo ya, my hair is very dry..." y que nada. Me quito el "kiki". " For my hair...".
Pensé que se largaba a por una maquinilla directamente (claro, la muy desgraciada era filipina y lo tenía liso cual folio), pero no, muy amable me dio uno con acondicionador, se dejó los sesos vaya, aunque para mí que pensó que lo que debería hacer es raparme.

Pasillo de los tomates fritos.
Veneno. Lo que venden es veneno concentrado. Si uno busca una gastrointeritis aguda con delirios y agonía hasta quedarte al ras de la muerte , ese es el pasillo que te conducirá al otro mundo.

Por supuesto, viendo lo visto, solo asomé la vista por encima del de las especias. Bonito era eso sí. ¡Había lentejas! pero claro, como no las haga a lo pobre cocidas con una triste y seca hoja de laurel...
Pero como colofón, para que os hagáis una idea, aquí la Fanta es de color naranja fluorescente.
Me quedado super tranquila viendo como mi marido le daba un sorbo hoy.
Mañana os escribo desde el hospital.





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