jueves, 1 de noviembre de 2012

Al Ain, prueba de contraste


Como ya comenté en la entrada anterior, por estos lares, no es todo un conjunto de una estética divina, ni una admiración constante de cada construcción, ni todas las regiones (lo que serían en España, municipios) son hermanas de Dubai o Abu Dhabi.
Por supuesto, como en cada lugar del mundo, hay sitios que encajan más con los gustos de unos que de otros, y aquí sucede de la misma manera, sin embargo, la cultura, al ser tan contraria a la nuestra, hace que todo sea más impactante.
Procedo.
Al Ain, es como os decía, una región de Abu Dhabi y se encuentra a unos cientro treinta y cinco kilómetros. Es una de las más antiguas siendo un alto porcentaje de habitantes locales, la cuarta mayor de Emiratos y la más calurosa.
No puedo decir ni que sea inmundo, ni que sea bonito porque no hicimos ninguna clase de turismo, pero sí he leído y me han contado, que allí está prohibido por ley levantar edificios de más de cuatro plantas y que no hay ni una sola zona bonita por donde pasear. Tierra y arena.
Yo, lo que ví, me espantó. Esta foto, es de una de las vías principales. Y como esta imagen, toda la longitud de la calle.


Y nosotros, que a veces cuando nos da por discurrir más de la cuenta, cometemos unos actos de coherencia bárbara, fuimos al zoo. El famoso Zoo de Al Ain.
Y lo hicimos a media mañana cuando del cielo salían llamas.
Imaginaos como estaban los pobres animales; moribundos, arrastraos por la tierra, tumbados en la poquísima sombra que encontraban dentro de sus jaulas, excepto, un avestruz octogenario con más mierda encima que´l palo un churrero, que era el único que se mantenía en pieUn espectáculo árido que a punto estuvo de costarnos una insolación de estadio 12.
Eso sí, el lugar muy grande y bonito.
"Pues ya que estamos aquí, vamos a comer" pensamos.
Un momento, hago un pequeño paréntesis de vital importancia. Yo iba con pantalones cortos y camiseta de manga corta.
Bien, pues entramos en el centro comercial, en el único de todo el maldito pueblo sartén.
Ni dos suecas desnudas una subida encima de otra hubieran llamado tanto la atención como lo hice yo.
Porque esa ciudad, tiene su cultura anclada en sus orígenes sin actualizaciones que valgan.
Todas las mujeres iban tapadas de arriba abajo, cara, manos...y yo, enseñando la cacha.
Para rematar de cabeza, mi señor marido, me dio un besito y vimos como hacían un giro de cuello modelo niña del exorcista. No sé, como no se liaron a pedradas con nosotros.
Nunca, jamás, me he sentido tan intimidada.
Y, como la comida sana brilla por su ausencia por norma general, todos los restaurantes eran de pollo frito, cosas rebozadas, pizzas...me negué a quedarme. Imaginaos; yo enseñando el codo, el muslo y abriendo la bocaza como un horno para empapuzarme una pizza.Vamos que la había liado parda y no había ninguna necesidad de arriesgar.
A si que, con el canasto de las chufas, nos volvimos a casa.
Entonces, decidí que tenía que apreciar más esta ciudad, me alegré muchísimo de vivir donde vivimos, de que aunque esté a seis mil kilómetros de mi tierra, puedo bajar al super en tirantes y caminar por la acera y no por un camino de tierra y gallinas, de poder sentarme descalza en el césped que hay junto a la arena de la playa, de poder pasar nuestra etapa en una ciudad "abierta", de que aún sin dudarlo, respetemos sus costumbres y nos adaptemos, no estamos acorralados.
De hecho creo, que si las personas que viven en esa ciudad, vieran el tinglao que tenemos montado aquí, en el centro de la playa debido a la F1 de este fin de semana, habría una guerra.
Demasiados contrastes entre sí.
En fin querid@s lectores, la próxima entrada...carrera en el Circuito de Yas Island.










No hay comentarios:

Publicar un comentario