viernes, 16 de noviembre de 2012

Como convertir lo bonito en un patatal



Se me crispan los nervios.
Mi mirada se convierte en una especie de dardo envenenado hacia toda esa marabunta de gentuza.
Mememememe...
Me enerva.
Venga, me relajo y os cuento.
A uno de los lados de la playa de Corniche, hay un parque con una extensión aproximada de unos cinco kilómetros diría yo. La imagen del encabezado de la entrada, es una fotografía de éste.
No es un parque cualquiera, no de esos que podríamos encontrar en cualquiera de nuestros barrios en España.
Es un parque de césped inmaculado hasta más allá de donde te alcanza la vista, setos de flores perfectamente podados a escuadra y cartabón, multitud de zonas infantiles con todo lo que os podáis imaginar, que no son dos columpios y dos balancines; es un barco de madera inmenso, toboganes oruga de diferentes alturas, palmeras que echan agua, trenes, camiones de bomberos...., también hay fuentes y una especie de kioskos donde hay barbacoas públicas. Es, una maravilla y más ahora que se puede disfrutar de él debido a la buena temperatura que alcanzamos a partir de las seis de la tarde.
Pero, todo esto, sobre todo los fines de semana lo convierten en una autentica piara.
¿Quienes? Pues los que son y viven aquí.
Está permitido acampar en el césped como cuando ibas con tus padres y abuela al campo e ibais como los de Calatorao con el tupper, las pechugas empanadas, la sandía, la mesa plegable con sus sillas, el hule, vasos de plástico, termos, manta...y el copón de la baraja china.
Pero antaño (y ahora también por supuesto), todo se quedaba recogidito, sin las mondas del melón tiradas que después serían atacadas por un millar de hormigas, sin los trozos de pan que ibas tirando del bocata porque se te añusgaban los filetes con tanto condumio y tanta miga, sin las cáscaras de las mandarinas...y ojito como se te ocurriera pasar de tirar las cosas a la basura; tu madre te daba tres ladridos que te entraba hasta una tiritona.
Aquí no.
Aquí son los reyes del patatal como decía en el título de la entrada.
Atentos: sillas, carritos, borriquetas, tablones de aglomerao, manteles (de tela y bordaos), cazuelas de acero inoxidable, jarras, teteras, alfombras, parrillas, carbón, tiendas de campaña, bolsas del super, bolsas de basura abiertas y sin abrir, botellas de plástico, vasos, cubiertos, garrafas de agua, envoltorios de donut y toda clase de bollería industrial, bolsas de chucherías, pajitas, papeles, latas, de atún o de Coca-Cola, rollos de papel de aluminio y todo esto, lo desparraman por el césped Y NO LO RECOGEN cuando se largan.
Lo que me extraña es que no haya ratas como caballos de mientras.
Y aparece un pobre operario, con su contenedor a rastras y su gancho, coge que te coge, herniao el hombre y con entumecimiento en las manos de abrir y cerrar las pinzas con las que engancha toda la broza que hay tirada por el suelo.
¿Creéis que les da reparo o que tienen alguna clase de pudor? (porque damos por supuesto que educación ninguna), pues efectivamente brilla por su ausencia.
Y luego, cada vez que hacen pis y pos, se pasan la manguera por el taran trantran.
Lo que ya os decía en otra ocasión; lo dejan todo como un autentico pozo plagado de mierda pero los bajos, los llevan como el jaspe.
Esto son cerdos y no los que dan jamones.




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