domingo, 5 de agosto de 2012

El retorno



De nuevo estamos aquí, en casa.
Llegamos antes de ayer de madrugada, agotados, con dolor de cabeza y yo bastante trastocada debido al viaje; hacerlo en dos partes, se me hizo eterno.
El piloto del primer avión o estaba borracho o como un cencerro. El despegue tuvo un meneito fino y en el aterrizaje...tiró de freno de mano, reculó la cola del avión y el canto un duro faltó para no salirnos de la pista y acabar con los dientes clavados en el asiento de los vecinos de delante. Hasta el rosario recé y eso que no me lo sé. Si a esto le sumamos la comida del catering de la compañía aérea, lo bordamos. No entiendo como no está penado por decreto ley servir semejante "broza". Vamos, que el chino de la esquina del barrio, tiene tres estrellas Michelín comparado con la marranada que sirven. Y lo curioso es, que todo el mundo se lo come cuando jamás en la vida, fuera de un avión lo haría. Porque estar 5 horas sin comer no son suficientes como para morir y sin embargo, la gente prefiere ingerir ese pollo "sazonao" con arroz/pienso para pájaros, de hace un mes.

Cuando pusimos pie en tierra, no me podía creer ni el calor ni la humedad.
Imaginaros: Agosto, Sevilla, tres de la tarde, el coche aparcado al sol y necesitas cogerlo. Te sientas y te sube la temperatura corporal 30 grados. Esa sensación, es la que tenemos aquí ahora. Ese mismo calor constantemente.
Humedad, toda.
El taxi tuvo que poner el limpiaparabrisas porque los cristales estaban empapados. La entrada del portal de casa que es toda de cristal, igual, chorreando.
Es como entrar en una piscina climatizada en invierno solo que multiplicado por doscientos.

Pero ya estamos en casa, y yo lo necesitaba.
He dormido en 5 camas diferentes este verano, he ido y venido con los macutos a cuestas, a una casa, a otra, zafarrancho de maletas....y a mí tanto "batiburrillo" de idas y venidas, al final me trastoca.
Vengo también con dos lomos de corzo a cada lado de la cintura que abarca el perímetro de una caja de coca colas.Y  no es que lo diga yo, es que lo corrobora mi abuela: "hija, vaya buche que has echao".
Lo hemos pasado bien, sin más, pero con mucha pila cargada, yo por lo menos, con muchas ganas de comenzar la rutina y empezar a rodar aquí en nuestra casa.





No hay comentarios:

Publicar un comentario