martes, 16 de abril de 2013

Con chamarra en el desierto



Aterrizó hace dos semanas.
No lo veíamos salir y pasadas unas horas con cierto nerviosismo, apareció.
Con su chamarra en la mano.
Su chamarra y él y él y su chamarra. Corta vientos, corta aires acondicionados.
Inseparable, a 40 grados de temperatura.
De la mano, también su inseparable y clásico complemento it; una bolsa de plástico del super que, puede contener desde una mandarina hasta un libro de filosofía.
Llevaba un pantalón de pana. Ese tejido del que están hechos los chalecos antibalas, ese que era imposible deshacer aunque con siete años te arrastrases peregrinando de rodillas por el patio de gravilla del colegio.
Inevitablemente esbocé una sonrisa y puse los ojos en blanco.
Ha sido nuestro primer invitado y como tal, quisimos enseñarle con ilusión los rincones, playas y lugares impresionantes (a nuestro entender), pero, ha sido difícil sorprenderlo.
Solo le basta lo más simple; un mar calmado donde poder nadar, una playa cercana, ausencia de viento, temperatura justa, atún y pan tostado. Nada más.
"¿Qué te ha parecido el desierto?" le pregunté. "Una mierda si no llega a ser por una manada de camellos que apareció de repente" me contestó con voz lineal.
"La famosa palmera de Dubai....una putísima mierda. 500 metros cuadrados de jardín una casa...que sales con la tumbona a tu playa privada y estás al lado del vecino...¿esto es categoría? esto lo que es, es una mierda pero de las gordas. Son infinitamente mejores las instalaciones, parques y jardines de la residencia de ancianos de Málaga". Mi mirada y la de mi marido se cruzaron intentando contener la una a la otra una explosión de carcajadas.
Pero sin embargo, eran cosas que había que ver una vez en la vida. Como las vistas desde el piso ciento y pico mil del Burj Khalifa. "Las vistas...una mierda. Pero el edificio es impresionante, sobre todo desde abajo."
Le encantaron los shawarma de pollo y se hartó a dátiles con pistacho y toda clase de aderezos de esos que te colapsan la glucosa. Pero teniendo en cuenta que es alguien que le pone azúcar a la miel...
Es inconmensurablemente peculiar. Y el hombre con las manos más bonitas que he visto en mi vida.
Inteligente, serio, correcto, educado, trabajador, leal, honesto...pero antisocial.
Prefiere la soledad como única compañía y cualquier encuentro con gente que pueda desembocar en una comida, vermut...es un sopor.
Para finalizar, copiaré literalmente fragmentos de su biografía la cual aparece en la trasera del libro que escribió hace unos años. Fue su hijo mayor quien lo hizo usando su innata destreza con las palabras.

"Economista, destacó en su juventud por su afición al deporte, dedicándose al baloncesto, ciclismo y más tarde a la pala. Logró el campeonato de Vizcaya varias veces defendiendo los colores del Club Deportivo de Bilbao y cuenta en su haber con un récord histórico de ingesta de carolinas (merengue bilbaíno) así como buenas marcas en la subida en moto a Sollube.
...Nunca usó una agenda ni un archivo, ni perdió un papel (ni un partido de pelota a mediodía). Jamás faltó a su deber ni pisó a nadie por ser la ambición un sentimiento que no experimentó, dedicado a cosas más importantes.
... De cierto entumecimiento emocional y expresivo pero hondo sentimiento, es hombre de honesta y práctica profundidad. Sencillo y sereno, no termina de resolver su cita con el amor aunque ame con todo su ser. Amigo de sus pocos amigos, cambia de acera ante las convenciones sociales y se entrega a su manera y de lleno a su esposa, tres hijos, cuñadas y crecientes nietos. 
Hombre de valores, de pensamiento lógico, no influenciable. Enemigo del lujo y modas, algunas de sus mayores lecciones se las debe a pescadores de la isla de Menorca, paraíso privado. Es allí donde ejerce de navegante por obligación para poder contemplar en soledad una playa innombrable."

Él, con sus setenta y tantos viajó más de cinco mil kilómetros para vernos, alterarnos nuestra rutina, hacernos reír y a mí, hacerme resoplar pero, con aires de cariño.
Mi marido le decía "papá" y mi hijo "papá abuelo".
Gracias por haber venido Sr. Rubio.
Firmado: "Esta".



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